domingo, 14 de septiembre de 2008

Algún día nos tenía que tocar

El por muchos llamado gol peruano más gritado en mucho tiempo no se originó en nuestras gargantas sino que tiene raíces mucho más lejanas, raíces que llegan a tocar nuestro corazón. Por que ese grito salió del corazón, salió de adentro, del orgullo reprimido.

Y algún día nos tenía que tocar. Algún día la Divina Providencia tenía que sonreírnos futbolísticamente y, aunque solo haya sido una sonrisa y no la carcajada que necesitamos para ir a la máxima cita, nos sirve para alimentar nuestro estómago tan hambriento de triunfos o de empates con sabor al mismo.

Y algún día nos tenía que tocar. Tras haber sido incurables víctimas de goles al último minuto a lo largo de los últimos años debido a tontos errores defensivos tuvimos la oportunidad de, en los segundos finales, tomarnos esa revancha tras un error del propio Lionel Messi, error que Vargas complementó con coraje y Fano con astucia.

Y algún día nos tenía que tocar. Nos tocaba amanecer al día siguiente y darnos cuenta que jugamos con hombres y no con nombres, de que existe una sinergia especial en esos once muchachos, de sentir un orgullo especial por ser representados por ellos y el poder pensar en que por fin tenemos un equipo.

El orgullo nos inunda los ojos y el corazón. La selección ha demostrado que puede, un poco tarde, pero puede. La esperanza está ahí, donde estamos todos.

Muchas gracias por leer y gracias muchachos por la alegría.

P.D. Por un momento me pareció incoherente poner el video del gol porque asumo que es uno de los más vistos por el país en los últimos días, decidí ahorrarles tiempo con la búsqueda. Ahí lo tienen con la más emotiva narración.