viernes, 7 de marzo de 2008

Del baúl de los recuerdos

Aunque ni tan viejos los recuerdos. Bueno, como ya saben muchos de uds., antes de empezar con este blog yo escribía en uno anterior acerca del mismo tema. Sin embargo, por cuestiones de independencia y otras varias, decidí abrir este espacio.

Mantener un blog y escribir en él es algo que requiere tiempo y paciencia. Por ahora, dada la no conclusión de varios artículos que tengo en mente, me limitaré a re-publicar alguno que otro artículo del anterior blog en mención. Gracias por la comprensión, buenas noches y buenos goles.


(el artículo, debido a su longitud, será re-publicado en dos partes. gracias de nuevo)


El monstruo de 100,000 cabezas: un análisis del hincha del fútbol (parte I)


Somos tan sólo una pequeña cabeza entre esas cien mil pero nos encanta serlo. La identificación de un hincha con el club de sus amores es análoga a una relación de nacionalidad debido a la adopción de ciertos ritos (ir al estadio los domingos es como cantar el himno el lunes), respetar ciertos colores, odiar a ciertos rivales, etc. Llega, incluso, a ser más fuerte que ella: alguna vez oí decir a, no recuerdo exactamente, un periodista o jugador argentino: “A la selección la veo como una tía querida pero Rosario Central… Rosario es como mi vieja.”

Pero quizá nos estamos saliendo un poco del tema. ¿Qué es lo que hace a un hincha? Encontramos cuatro factores poderosos: la tierra, la familia, la historia y, quizá de una forma más sutil, el contexto. Todo eso influye en la construcción de un cariño a una institución, a tener el afiche de tu equipo rasgado en tu pared, tu camiseta en un cajón desempolvada cada domingo, lágrimas en tus ojos y canciones y goles en tu memoria.

Por ser un ámbito más manejable empezaré con la familia, tema que tiene bastante que ver con el de la historia. El hinchaje, tanto como la nacionalidad, es algo que se hereda, se nace con ella, algo así como siempre respetar la madre patria. Si tu papá es de la U, seguramente tú serás de la U. ¿Por qué? Quizá no lo sabes, pero ya te acostumbraste y te gusta. Bueno, yo no reprocho eso, total ese bien podría ser mi caso pues soy del mismo equipo que mi padre, aunque haya habido previa simpatía mía por la camiseta del eterno rival que luego cambió al conocer parte importante de historia del equipo que ahora amo. Yo puedo decir que tengo simpatía por dicho club por voluntad propia, sin embargo no puedo negar que hubo cierta influencia de mi viejo. En la mayoría de los casos seguir la tradición familiar ha sido la forma más legítima de adhesión a un equipo y me gustaría ilustrarlo con ejemplos locales, Alianza Lima y Universitario de Deportes. Al no conocer mucho sobre este último club y tratando de no ser imparcial le pedí a un amigo hincha de ese equipo un testimonio para hacer una comparación. Muchas gracias Fernando.

Tanto Alianza Lima como la “U” tienen sus propias características y factores únicos que son regularmente ensalzados en la búsqueda de un mayor número de seguidores, proceso en el que la familia juega un papel importante enseñándote, desde que eres pequeño, que los blanquiazules son “el equipo del pueblo” [2] o que los cremas son “los que tienen más garra” [3]. Y bueno, luego ves en televisión el empate que logró conseguir la U de visitante en el último minuto o el arraigo popular que surgió tras la caída del Fokker aliancista con lo que comparas lo que te han dicho con la realidad o la historia obteniendo como resultado una identificación más plena con el club de tu familia. Además, si no hablas mucho con tu padre o tíos, siempre podrás preguntarles que les pareció el partido del domingo.


(en los próximos días, la segunda parte en la que se comenta de como los factores territorialidad y conveniencia entran en juego dentro del hinchaje)

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